sábado, 17 de marzo de 2012

Las flechas, el arco y las manos

 Una mañana, estando en cama, llego un de mis hijos. Llovía, lo que le obligaba regresar a su casa, pues el temporal impedía su entrada a los campos.
   Se sentó y comenzó una charla que parecía más surgida de un profesional visitando cliente, que la de un hijo en casa de sus padres....Así siguió por algunos minutos, explicando que había desviado su camino por un ratito; lo esperaba su esposa e hija.... Ante el reclamo de su padre por su distanciamiento  y ausencias, dijo esta frase. "...un hijo es como una flecha que se dispara, se suelta y parte....".
   Sus palabras me quedaron dando vueltas y reflexione. Quiero expresarles lo que pasó por mi corazón y que tal vez estas palabras le sirvan porque también ustedes son padres.
..... Una flecha para ser disparada, necesita de un arco que la sostenga. Un arco que puede ser muy fino, pulido, lustroso o simplemente un arco de madera rustica, que con el tiempo fue perdiendo el brillo original, su pintura se fue resquebrajando, pero sigue siendo el arco donde esa flecha se sostuvo para salir volando.
   Pero... no solo es necesario el arco, se necesitan dos manos que tomaron la flecha, la prepararon la sostuvieron, la acariciaron, la eligieron y al ver partir sintieron el dolor y la alegría de lo que se suelta para permitir su vuelo.
 ....Y la flecha surcará cielos, a veces con viento adversos; otras, suaves brisas la acompañaran pero... en su madera, en su interior, en su esencia, leva gravado el mensaje de cómo fue hecha; del tiempo entregado con amor para tallarla; de renuncias y de esfuerzos en su construcción, de sueños, alegrías, esperanzas, de valores entregados, pero sobre todo de mucho, mucho amor desde que comenzó su ser.
   Fue colocada en una algaba, donde estaban otras flechas, que también fueron construidas con ese mismo amor, con ese misma entrega, con esa misa  dedicación por que, aunque todas surcaron cielos diferentes, todas partieron de ese mismo arco y de unas mismas manos.
 ...Y que en memoria, llevan grabado muy profundamente que son iguales, hechas de la misma madera y aunque las direcciones a recorrer fueran diferentes, su esencia, su madera las hace hermanas.
   Para todas mis flechas, que nunca olviden quiénes son y que si hubiera roces, olvidos, desconocimiento, todas, todas fueron construidas con idéntico amor.